Siempre es mejor más... que menos. Eso sí, el limón lo cura todo.


domingo, 31 de julio de 2011

Aire de tormenta.

Salgo a pasear a Vodka ya de noche. Caen rayos que hacen que la perra no quiera avanzar y se siente, atemorizada, a mirar en dirección a casa con la clara intención de estar pidiéndome volver. Aún así, entre mimos y estirones consigo que lleguemos al parque, en el cual tan sólo se oyen las risas lejanas de un grupo de adolescentes que gritan y se divierten, pero a los cuales no llego a ver. Por lo demás, reina un silencio que tampoco resulta tan tranquilizador: es un silencio cargado de electricidad y tensión por la tormenta que se avecina. Aunque no caen encima, puedo ver relámpagos en un círculo casi perfecto a nuestro alrededor: derecha, izquierda, delante, detrás... Aparecen por todos lados mientras se van acercando. Y está ese gato, parodia de estatuilla egipcia, tan vigilante y tan quieto bajo la luz de la farola, impasible ante nosotras.

De repente, un grito corta el silencio. Como un resorte me giro en busca de dónde proviene, y aunque resulta ser tan solo un bebé de una casa cercana, la imagen resulta inquietante, con otros dos gatos observándonos desde lo alto del muro de entrada de la casa de la que salen esos estridentes y molestos llantos. Parece una escena siniestra sacada de alguna película mala de terror. Y mientras ahí sigue el primer felino, que nos observa aún sin moverse un ápice mientras nos alejamos ya de camino a casa.


PD: Me encanta el punto de sugestión que crea el haber visto una serie de películas de suspense-terror. Me ha recordado a cuando veía de pequeña el canal Calle 13.
:)

martes, 26 de julio de 2011

Por qué Freud es mierda...

... Dicho rápido y mal, de forma políticamente incorrecta. Pero es una de las cosas que he aprendido en este primer año de Psicología. Freud y el psicoanálisis se encuentran muy lejos de ser métodos científicos válidos y fiables.

Antes de que salga algún psicoanalista ofendido, entiendo que no es que sean "malas personas", que timen a todo aquél que se le ocurra acercarse a su consulta. Está claro que practicarán el psicoanálisis con la convicción de que realmente funciona y de que es totalmente válida, e incluso quedan aún varias escuelas de psicoanálisis... Pero no. Es una disciplina que se está quedando atrás a pasos agigantados.

El Psicoanálisis es una disciplina y una corriente del método terapéutico iniciados por Sigmund Freud a finales del siglo XIX. Se basaba en la teoría de los conflictos internos entre distintos aspectos de la psique humana. Freud distinguía, por una parte entre el Ello, el Yo y el Superyo (según el nivel de autocontrol que priman en la persona en cada situación), y por otra entre el subconsciente, el preconsciente y el consciente (según el nivel de facilidad que tenga la persona de acceder a ciertos conocimientos sobre sí misma y sobre sus sentimientos, miedos y aflicciones). Además, es una disciplina que dicta que TODO lo que ocurra durante la infancia tendrá sus repercusiones en el futuro, de forma completamente irrevocable. Pilares básicos del Psicoanálisis son, por tanto y entre otros, la líbido (dependiente del desarrollo psicosexual, corriente o no, de cada individuo), y los sueños y la introspección (como una forma de conocer lo que hay en nuestro subconsciente). Esto es un resumen a muy grandes rasgos, claro está, como una mera referencia para que nos situemos.

Está claro que desde el Psicoanálisis se dictaminaron cosas que pueden relacionarse con algo directamente observable, como es el crecimiento de los niños y diversas conductas asociadas con dicho crecimiento. En las distintas etapas del desarrollo psicosexual de los niños, se describen algunas conductas como, por ejemplo, que en la primera etapa, la etapa oral, se produce una "obsesión" con la boca que cualquier persona a pie de calle puede ver fácilmente: la famosa frase de que los bebés lo primero que hacen es llevárselo todo a la boca.

Pero para empezar, y uno de los argumentos más importantes en contra del psicoanálisis: NO es un método científico. La Psicología es una ciencia, y como tal, debe seguir unos patrones que den fiabilidad y coherencia argumental a las hipótesis formuladas. Para ello, estas hipótesis deben poder volver a ser reproducidas por otros científicos, con la intención de realizar su falsación, es decir, comprobar si esa hipótesis resulta estar equivocada o no. En caso de que la hipótesis estuviera mal, habría que reformularla en pos de mejorarla.

Pero en el caso del Psicoanálisis, es imposible reproducir los casos de estudio, y por tanto su falsación, ya que se trata de casos individuales "personalizados" basados en la experiencia propia y la relevancia que hayan tenido ciertos hechos y aspectos de su vida. Además, depende totalmente del terapeuta el diagnóstico resultante, siendo inferido sobretodo mediante el ejercicio de la introspección e interacción con el paciente. Así, es imposible dar por objetivo el método del Psicoanálisis.

Además, se encuentra la muy dudosa veracidad de síndromes y problemas tales como "la envidia de pene" que parece, sufrimos las mujeres desde nuestro escalón inferior al hombre, "el complejo de Edipo" en el cual el hijo se enamora de la madre y ve a su padre como un rival, con su equivalente en una paciente femenina "el complejo de Electra", el "complejo de castración" como el miedo que desarrolla el niño a ser anulado por el padre, la homosexualidad como perversión iniciada por un exceso o carencia durante el desarrollo psicosexual, entre otros.

En este caso, los defensores del psicoanálisis al más puro estilo Freud parecen encontrarse empecinados en la sexualidad y cualquier mínimo acontecimiento de la infancia que se salga de sus cánones, como causas inequívocas de cualquier inestabilidad mental que sufran sus pacientes, llevado hasta el absurdo.

Y pongo un ejemplo descrito por el mismo Sigmund Freud. El caso del Pequeño Hans. Unos padres le piden ayuda a su amigo Freud debido a que su hijo Hans padece de un miedo atroz a salir a la calle. A lo largo de cierto tiempo, se realiza un seguimiento de la actitud del niño frente a situaciones en las que intentan que salga, y de los interrogatorios que le hacen. Hay un fragmento en el texto en el cual el propio Hans afirma que ese miedo empezó súbitamente cuando presenció la caída de un caballo que arrastró consigo el coche de caballos del que tiraba, provocando así un enorme estrépito por el cual el pequeño se asustó sobremanera. Voilà! Ahí tenían la respuesta... ¿o no? Porque Freud parece desoir completamente ese aspecto; él afirma que en algún momento debió de ver un pene de caballo, el cual relacionaría con su padre y de ahí cogió el miedo, por el complejo de Edipo, ya que también lo relacionaba con que estaría enamorado de su madre porque el niño acudía todas las mañanas al lecho de los padres para recibir mimos de la misma. No era posible que un niño pequeño quiera que su madre le mime y juegue con él, claro que no, tenía que ser el Complejo de Edipo...

Señoras, señores: mi conclusión es que por famoso que sean el Psicoanálisis y el señor Freud, y por mucha importancia e influencia que tuvieran en un pasado no tan lejano (las cuales no niego en absoluto), a día de hoy es una disciplina completamente obsoleta y casi diría que inútil. La introspección puede servir para que el paciente se desahogue explicando aspectos que le preocupen, o reflexionando sobre ellos, pero no para sacar acontecimientos de su niñez que seguro segurísimo hayan influído en su situación actual. Puede darse el caso, pero no tomarse como norma a seguir. Y que dicho rápido y mal para los colegas y en un clima de distensión y bromas: Freud/El Psicoanálisis es mierda.



PD: He omitido el hecho de que Freud fuera un cocainómano empedernido, debido a que muchos otros autores, músicos, artistas, etc son/han sido drogadictos y no por ello la calidad de su producción ha tenido por qué ser mejor o peor (hay casos de ambas)... Pero sí, por añadir un dato más, era un adicto a la cocaína, droga que tenía en un pedestal e incluso enviaba a familiares y amigos realzando sus cualidades.

lunes, 25 de julio de 2011

Vlad Von Carstein e Isabella Von Drak

   Isabella despertó con un grito ahogado y casi se atragantó a causa de la repentina inspiración. 
   La sábana cayó de su rostro cuando se sentó en la cama. Él vio la desorientación reflejada en su rostro cuando miró en torno de sí, y paseó la vista por la habitación que la rodeaba para intentar fijarla en algo real que le permitiera concentrarse. Él ya no podía recordar sus propios sueños de muerte, pues los había tenido hacía tantísimo que el tiempo prácticamente los había borrado, para dejar sólo un vago recuerdo de incomodidad y ahogo. Pero aún estaban presentes y vivos en la mente de su esposa. La sangre los amortecería... llegado el momento.
   -¿He vuelto junto a ti? -preguntó-, ¿o es esto otro sueño febril que ha venido a mortificarme?
   Vlad se sentó sobre el borde de la cama, junto a ella.
   -Has regresado a este mundo, dulce amor mío. -Tomó una mano de ella entre las suyas, y se maravilló ante los delicados huesos y venas que había justo debajo de la piel.
   -¿Cómo puedo saberlo? Me siento tan... débil. El aire huele a polvo. ¿Puedes oler eso? Es un perfume que me resulta muy poco familiar. Polvo. Y muertos insepultos. Ese aroma agridulce es mi propio olor, ¿verdad? Mi carne ha cambiado.
   -Es el hedor del rigor mortis; en el transcurso de las pocas horas que median entre la muerte y la no vida, tu carne se ha corrompido como se corrompe toda la carne. Los almizcles lo enmascararán, y con el tiempo desaparecerá.
   -¿Y la sed? -preguntó ella, que se tocó los labios con los dedos.
   - Nunca se desvanecerá, aunque aprenderás a dominarla.
   -¿Y esta espantosa excitación que recorre mi cuerpo? ¿Se desvanecerá también o arderá en mi interior por toda la eternidad?
   -Eso es la sangre. -Alzó la mano herida. Aunque la muñeca ya había comenzado a cicatrizar, aún había sangre coagulada en el lugar en que se había abierto la vena para darle de beber a ella-. Nuestros cuerpos se conmueven y vibran al percibir la fragancia de la vida. Es algo más que mera excitación; es la serenidad de la vida, y todos nuestros ancestros, inhalados en un solo aroma embriagador. La sangre que has bebido, mi sangre, contiene rastros de todas las mujeres y hombres de los que me he alimentado, y de sus progenitores, y así sucesivamente, hasta remontarse a tiempos inmemoriales. La sangre es la vida.
   -No siento... -se tocó los costados de la cara, y luego hizo las mismas exploraciones en el rostro de él-, nada, ni felicidad, ni esperanza, ni tristeza ni desesperación... me siento... vacía.
   -Ésa es nuestra maldición -admitió Vlad-. en nuestro interior no hay nada que podamos reconocer como humano. Somos envases vacíos.
   -¿Entonces, cómo...? -comenzó Isabella, pero no quiso continuar con ese pensamiento-. Nunca lo hiciste, ¿verdad? Nunca te enamoraste de mí.
   Vlad no dijo nada. Era la única respuesta que podía darle.
   Sus ojos estaban oscuros y manchados, y su respiración era jadeante. Los primeros momentos de la transición siempre eran difíciles.
   -Puedo hacer que te traigan carne cruda y sangrante. Ayuda, aunque nunca es lo mismo que la primera vez que bebes la sangre de alguien.
   Entonces ella lo miró como si viera a un extraño.
   -¿Cuándo debo beber sangre? ¿Con qué frecuencia? Me siento débil como un cordero.
   -Saldremos esta noche, cuando la luna esté alta. Te buscaremos algo dócil para esa primera sangre. Si quieres sobrevivir, aún te queda mucho por aprender acerca de esta nueva vida que has hecho caer sobre ti misma.
   Ella tendió una mano hacia él y le aferró la muñeca.
   -Dame más sangre. -Se le dilataron las fosas nasales al olerlo-. Tengo hambre.
   Él retiró la mano.
   -Ya no hay sustento en mi sangre -mintió-. Está muerta. Tú ansías la sangre de vida.
   Eso no era verdad; ella había saboreado el poder del linaje de él, en esencia, el poder del propio ser humano. Permitir que bebiera más lo debilitaría a él, y la fortalecería indebidamente a ella. Sería un estúpido si considerara siquiera alguna de las dos cosas.
   -¡Dámela!
   Vlad la abofeteó, un golpe que le causó escozor en la mejilla.
   -No eres ninguna doncella cuya castidad sueñe robar con bonitas palabras, y dentro de mí no hay nada capaz de amar lo que tomo. No cometas el error de pensar que estoy unido a ti por una especie de adoración mística. Ahora eres de mi sangre. Puedo destrozarte si así lo deseo, y apartarte a un lado si es mi capricho.
   Entonces, ella lo miró con el horror reflejado en la cara al entender que los mismos apetitos voraces que ella sentía aún ardían dentro de él. Vlad le soltó la mano. Ahora podía oler el fuego del interior del cuerpo de ella, el olor de la sangre que iba empapándole los órganos por debajo de la piel, y se le metía en la carne que regaba con sus suculentos humores. Y aunque él aún recordaba el sabor de ella en las papilas gustativas, ella ya era más potente, acabada de nacer a la no vida. Y sin embargo, era diferente, había algo erróneo en ella. No había miedo en su despertar, no había pánico. Se mostraba serena, casi racional. Él no había visto nada parecido antes. Aquellos a los que había dado la no vida habían, al menos al principio, luchado contra la pérdida de humanidad y el consiguiente vacío que se abría donde antes había estado su esencia. Isabella simplemente lo aceptaba. Incluso lo agradecía.
   -¿Te alimentarás de mí? -Le ofreció una muñeca con un gesto que era una parodia de erotismo al acercarla a los labios de él-. Bebe hasta hartarte, vacíame. Yo escogí caminar para siempre a tu lado, Vlad mío. No sabía que eras incapaz de sentir amor; siempre pensé... -Dejó que las palabras se apagaran hasta el silencio.
   -Que éramos almas gemelas, el bebedor de sangre y su compañera, y sin embargo ahora entiendes que no hay alma dentro del recipiente, y te sientes perdida porque el mundo que creías entender no es como lo imaginabas. Yo no necesito beber de ti, pero tú vas a tener que alimentarte pronto.
   >>Levántate, vístete, mi reina de la sangre, y luego vayamos a buscar un poco de sangre fresca para ti.
   -Contéstame a esto: ¿Por qué todavía te amo, si no hay nada?
   Y para eso él no tenía respuesta.


STEVEN SAVILE
Trilogía de Von Carstein; Las Guerras de los Vampiros:
Herencia.

martes, 12 de julio de 2011

Ausente.


Sé que llevo mucho tiempo sin publicar, y lo tengo en cuenta. A pesar de que tengo un par de ideas que escribir aquí... llevo casi dos meses de exámenes, entre convocatorias de Mayo y segundas convocatorias de Junio-Julio.

El último examen es el día 15... Sólo quedan unos días. ¡Hasta entonces!