Llevo unos días constipada y con anginas. Aún así salí de fiesta, y al día siguiente, rendida, enferma y sin dormir, me quedé dormida a mediodía en el sofá del jardín. Cuando abrí los ojos ya de noche, alguien me había tapado con una manta, y tenía a Vodka durmiendo tranquilamente a mis pies.
En ese momento no lo sabía, pero antes de irse mi madre me había puesto la manta encima y luego habían salido. Llevaba toda la tarde sola en casa, y la perra podía haber tratado de despertarme para jugar (como hace siempre que me tumbo fuera con ella), o podía haber entrado en casa ya que la puerta estaba abierta. Pero pasó toda la tarde (o al menos una parte importante de ella), tumbada a mi lado, a mis pies, sin ni siquiera tratar de subir a dormir cómodamente conmigo en el sofá.
Puede que simplemente sea una conducta simple: que no haya nadie, yo esté durmiendo y ella haya decidido dormir también, y que esté fuera conmigo simplemente porque le guste más estar al aire libre.
Pero me gusta pensar que lo ha hecho para cuidar de mí. Que al igual que cuando ella ha estado enferma yo me he quedado a su lado acariciándola intentando que se relajase mientras mejoraba, ella ha querido devolvérmelo con su tranquilidad mientras estoy yo enferma, con el mantenerse fiel y vigilante a mi lado, como una guardiana de mi sueño reparador.
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