Seguimos con la trilogía La materia oscura, de Philip Pullman, y nos centramos esta vez en el segundo tomo.
La daga nos mete en la alerta piele de William, del que lo único que sabemos es que alguien le persigue y acaba de matar a un hombre. William se mueve rápido, intenta borrar sus huellas para que nadie lo encuentre. Tras dejar a su madre al cargo de una vecina que merece su confianza, encuentra una ventana misteriosa que lo lleva a otro mundo, y es aquí donde conocerá a Lyra.Si bien en Luces del norte teníamos un mundo nuevo, otro, lleno de daimonions, brujas y cowboys que viajan en globo, La daga nos hace regresar al nuestro, lleno de grandes edificios, museos y automóviles. William escapa de este lugar para llegar a un pequeño paraíso donde los adultos viven aterrorizados por una especie de espíritus malévolos inofensivos para los niños. Conoce a una joven, de pelito rubio y acompañada por una criatura capaz de cambiar su aspecto, que maneja una brújula que le dice todo lo que quiere saber y, para colmo, se acaba encontrando con un cuchillo misterioso que se ganará con sangre y que le dará la llave de todas esas ventanas, le permitirá iniciar un viaje más allá de la tierra, los países, los planetas. El viaje de un mundo a otro.
De esta novela merece destacar, ante todo, el cambio de la voz narrativa. Ya no somos Lyra, la intrépida mentirosa. Ahora somos un chico problemático, sin padre y con una madre a la que le cuesta valerle sola. Nuestro problema primordial ya no es escapar de la señora Coulter o encontrar a Roger, sino escapar de unos señores que adivina por qué nos persiguen, implorar continuamente el tierra, trágame. La magia empieza cuando nos traga.
Otro detalle es el contraste entre los dos niños. Will, que a cada párrafo tiene menos que perder, y Lyra, que ha empezado un viaje desesperado por cada uno de los mundos para liberar a su amigo Roger. La sorpresa de Lyra porque su nuevo amigo no tiene daimonion o la perplejidad de Will, cuando conoce a los compañeros de ésta, como la bruja Serafina Pekala, el encuentro entre dos mundos paralelos e imposibles y la riqueza que genera al juntarse las ideas y el ingenio de los dos protagonistas, ese abanico de posibilidades, es algo que se echaba de menos en novelas juveniles de este estilo.
Por último, habría que destacar, una vez más, la narración fácil, tan simple pero que no menosprecia el pequeño placer de sugerir, y el final abierto y lleno de simbolismo por todas partes, que deja un lugar de honor, un trono preparado para la posibilidad, para el asombro, y que llegará con el tercer libro.
(Artículo extraído de leergratis.com )
1 comentarios:
Interesante, aun me entraran ganas de leer y todo :).
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